Julián Herrero. 24 de mayo de 2018
Eva Yerbabuena está cansada de tener que apagar la televisión mientras come. No quiere que sus hijas se acostumbren a aquello en lo que nos hemos convertido. “Si ven esto con seis años, cuando tengan quince pensarán que es lo normal”, reflexiona. Sobre qué está pasando, hacia dónde vamos y cómo hemos llegado hasta el hoy investiga la bailaora en “Apariencias”, el espectáculo que presenta en el Teatro Español del 30 de mayo al 3 de junio y en el que se quita toda careta que no sea la propia. Yerbabuena es fría ante las modas:”Tan difícil es tratar de no crear tendencia como dejarse llevar por ella. Lo importante es qué te inquieta e intentar trasmitirlo”, cuenta de un montaje en el que ahonda en los marcos del flamenco y donde, en el duelo eterno entre la modernidad y la tradición, solo se permite renunciar al artificio, “a las costumbres impuestas”.
Así presenta un espectáculo que le nació de la “necesidad íntima y honesta de claridad. Como en todas las facetas de la vida en las que sentimos esta especie de aceleración donde todo parece ir más deprisa de lo que somos capaces de asimilar; también en el flamenco, como en el resto de las artes, sucede algo similar –continúa–. Frente a esta aceleración que se inició en el mundo de la mano de las dos revoluciones industriales, pero que se volvió exponencial con la generalización de las nuevas tecnologías, el individuo, desconcertado, ha opuesto la tradición como forma de autodefensa”.
Sin embargo, la tradición, no es algo estático y concluso. “Es, y ha sido, un “haciendo”, y es precisamente ahí, de donde procede su fuerza y su belleza. “Apariencias” intenta realizar de forma honesta este viaje para descubrir aquello que nos hace avanzar porque es nuevo y no niega la tradición, sino todo lo contrario, la incluye y pretende acrecentarla. Algo que, si se consigue o no, solo lo dirá el tiempo. Todo lo demás es artificio, apariencia”, ciera Yerbabuena.