Hay un inspirador soneto de Jorge Luis Borges -inspirador, como todo lo que alumbró su genio creativo- cuya primera estrofa reza así:
“Somos el tiempo. Somos la famosa
parábola de Heráclito el Oscuro.
Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa”.
Estamos hechos de fugacidad, escribiría también, revisando la famosa máxima latina tempus fugit. Y precisamente por eso, porque es una presencia informe, vigilante, que acecha en cada esquina y a la que no puede sustraerse ningún ser humano -sea joven o viejo, mujer u hombre, posea más o menos dinero o pertenezca a una u otra etnia- porque nos iguala y nos recuerda que somos levedad, esa fugacidad que a todos nos preocupa en algún momento es la protagonista de Más tiempo que vida, más que un espectáculo, una experiencia sinceramente increíble que estrenamos este miércoles en el Teatro Alhambra.
Más tiempo que vida nace de una llamada del Conservatorio Profesional de Danza Reina Sofía para crear una coreografía con alumnos para el FEX, la extensión más experimental del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. ¿Qué montar con estudiantes que aún no han alcanzado una madurez en ciertas cosas, porque apenas han empezado a transitar el camino de la vida? ¿Cómo hacerlo? Estos fueron los dos principales interrogantes que me planteé al asumir este reto, y, a pesar de su complejidad, pensé que la noción de tiempo podía interesarles. No me equivoqué.
Empecé a trabajar con ellos aplicando una técnica de investigación a la que no están acostumbrados, de adentro a fuera: haciéndoles preguntas, observando sus actitudes, su forma de hablar, de contar las cosas. Les propuse improvisaciones, que escribieran sus ideas, y fue esclarecedor descubrir qué les preocupa. Así, de buscar en su interior e intentar sacar a la luz lo que sienten, lo que viven y qué les inquieta resulta Más tiempo que vida, una experiencia singular para mí misma, para los 18 bailarines que participan en la coreografía* y estoy convencida de que también para el público. Por eso, animo a verla, porque el tiempo nos observa, o, como remató Borges en “Son los ríos”:
“La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda
y sin embargo hay algo que se queja”.
*En Más tiempo que vida también participan profesores del CPD Reina Sofía: Sonia Sepúlveda y Antonio González (Flamenco) y Jessica Castillo (Danza Española), preparando a los alumnos y coordinándolos en el proceso creativo, y José Manuel Ruiz (Danza Clásica), que, además de todo lo anterior, también está en escena.
** Fotografías: Paco Villalta.